[:es]La infancia ha comenzado a tener una mayor atención y ésta va más allá de la erradicación del trabajo infantil; también involucra el impacto sobre el bienestar y su calidad de vida.
Las últimas jornadas “Empresas e infancia 2020” en las que UNICEF me han invitado a participar, proponen la construcción de una agenda común para la promoción y respeto de los derechos de los más chicos. Plantean que la responsabilidad social empresarial, desde una perspectiva de los derechos de la infancia, es aquella forma de gestión de la empresa que favorece el valor ético, económico, social y ambiental de la sociedad, poniendo en el centro los derechos de la niñez. Supone un trabajo articulado con todos sus públicos de interés y genera valor colectivo y de sustentabilidad. Invitan al accionar de las empresas de manera más explícita y, en estos desafíos, creen encontrar la oportunidad para que las mismas incorporen el eje de la infancia, en el marco de la agenda del desarrollo sostenible (ODS).
Consideran que la forma en que las empresa pueden respetar y apoyar estos derechos es preguntándose: ¿De qué manera sus distintas áreas de gestión impactan en la infancia?
En tal sentido, proponen un accionar de la empresa puertas adentro desde su vinculación directa con los niños, en especial con los hijo de sus colaboradores, a través del acompañamiento de las familias en su bienestar y desarrollo, en temas de crianza, la erradicación del trabajo infantil (tanto en la propia empresa como entre sus proveedores y clientes) y el fomento al empleo joven, entre otras.
También recomiendan acciones puertas afuera, entre las cuales se encuentra la generación de productos y servicios adecuados al desarrollo de estrategias de comunicación, publicidad y marketing responsables; y la gestión de la inversión social privada. Al respecto, las empresas deben garantizar que sus productos y servicios sean respetuosos con el ambiente y tomar las medidas necesarias para minimizar o neutralizar su impacto. Adicionalmente, el sector privado puede incidir para que determinadas temáticas consideradas relevantes ganen visibilidad y se incorporen a la agenda público-privada. Debido al tipo de producto o servicio que comercializan y al impacto que estos tienen en la vida de los niños y adolescentes, algunas industrias han sido definidas como prioritarias por UNICEF. Para cada punto proponen diferentes desafíos. Argumentan la importancia de la participación de las empresas y sugieren diferentes ideas y acciones para implementar de inmediato.
El sector privado tiene una enorme oportunidad de contribuir al desarrollo de la infancia de Panamá y del mundo. Las futuras generaciones de hombres y mujeres responsables se lo agradecen, por adelantado.
Guillermo Caro
Experto Internacional, consultor asociado de Stratego
Fuente: A&R Magazine[:en]La infancia ha comenzado a tener una mayor atención y ésta va más allá de la erradicación del trabajo infantil; también involucra el impacto sobre el bienestar y su calidad de vida.
Las últimas jornadas “Empresas e infancia 2020” en las que UNICEF me han invitado a participar, proponen la construcción de una agenda común para la promoción y respeto de los derechos de los más chicos. Plantean que la responsabilidad social empresarial, desde una perspectiva de los derechos de la infancia, es aquella forma de gestión de la empresa que favorece el valor ético, económico, social y ambiental de la sociedad, poniendo en el centro los derechos de la niñez. Supone un trabajo articulado con todos sus públicos de interés y genera valor colectivo y de sustentabilidad. Invitan al accionar de las empresas de manera más explícita y, en estos desafíos, creen encontrar la oportunidad para que las mismas incorporen el eje de la infancia, en el marco de la agenda del desarrollo sostenible (ODS).
Consideran que la forma en que las empresa pueden respetar y apoyar estos derechos es preguntándose: ¿De qué manera sus distintas áreas de gestión impactan en la infancia?
En tal sentido, proponen un accionar de la empresa puertas adentro desde su vinculación directa con los niños, en especial con los hijo de sus colaboradores, a través del acompañamiento de las familias en su bienestar y desarrollo, en temas de crianza, la erradicación del trabajo infantil (tanto en la propia empresa como entre sus proveedores y clientes) y el fomento al empleo joven, entre otras.
También recomiendan acciones puertas afuera, entre las cuales se encuentra la generación de productos y servicios adecuados al desarrollo de estrategias de comunicación, publicidad y marketing responsables; y la gestión de la inversión social privada. Al respecto, las empresas deben garantizar que sus productos y servicios sean respetuosos con el ambiente y tomar las medidas necesarias para minimizar o neutralizar su impacto. Adicionalmente, el sector privado puede incidir para que determinadas temáticas consideradas relevantes ganen visibilidad y se incorporen a la agenda público-privada. Debido al tipo de producto o servicio que comercializan y al impacto que estos tienen en la vida de los niños y adolescentes, algunas industrias han sido definidas como prioritarias por UNICEF. Para cada punto proponen diferentes desafíos. Argumentan la importancia de la participación de las empresas y sugieren diferentes ideas y acciones para implementar de inmediato.
El sector privado tiene una enorme oportunidad de contribuir al desarrollo de la infancia de Panamá y del mundo. Las futuras generaciones de hombres y mujeres responsables se lo agradecen, por adelantado.
Guillermo Caro
Experto Internacional, consultor asociado de Stratego
Fuente: A&R Magazine[:]