[:es]La cultura solidaria va más allá de ser voluntario en una organización o empresa. Ser un donante esporádico, mensual o, simplemente, un filántropo. En realidad es todo eso junto. Es una actitud constante y cotidiana. Se enciende en nosotros, a cualquier edad y en cualquier momento, y es para siempre. Es como se siente un bombero las 24 horas. del día, los 365 día del año.
Los actos solidarios van desde actos tan pequeños como levantarse a cerrar el grifo que gotea en el baño a las 4 de la madrugada, hasta participar en la ayuda humanitaria de cientos de familias damnificadas por un terremoto.
Se trata de asumir el compromiso de transformar la realidad. Que si bien nace de una actitud individual; se consolida con el trabajo en equipo: Ya que juntos y coordinando esfuerzos podemos lograr verdaderos cambios de impacto positivo en la sociedad.
Todos podemos ser héroes cotidianos y no necesitamos súper poderes para ayudar. Es clave entender que la constancia y la sostenibilidad de nuestras acciones darán soluciones duraderas.
Dicen que es mejor hacer que decir. La cultura solidaria tiene que ver con el hacer y el decir; ya que para que se expanda esa cultura debemos compartir nuestras acciones e inspirar a otros con el ejemplo. La clave está en saber: ¿Cuándo?, ¿cómo?, ¿dónde?, ¿para qué? y ¿por qué? compartimos nuestros buenos actos.
Juan Carr, creador de una Red Solidaria, reflexiona: “La cultura solidaria no es un sentimiento pasajero. No es una emoción, solamente. Es una convicción. Es una determinación firme, de cambiar el mundo”.
Ser solidario ¿se nace o se hace? Creo que se nace y uno se hace al andar; ya que como seres solidarios, crecemos y mejoramos constantemente. Para esto es clave la educación, principalmente, en el hogar. El rol de los padres de dar el ejemplo e inculcarles esos valores a sus hijos, es vital para encender la cultura solidaria en sus vidas. Lo mismo sucede con las personas que ejercen un liderazgo en una organización, la empresa o todo un país por ejemplo. Son modelos que marcan el comportamiento y guían a toda una sociedad.
Muchos siguen pensando que ciertos problemas sociales son de algunos y debemos entender que los problemas, por más lejanos que parezcan, nos afectan a todos, tarde o temprano.
Existe una “Cátedra de Cultura Solidaria” promovida por la UNESCO, con el objetivo de vincular la solidaridad como modo de vida. Cada clase está a cargo de diferentes personas que con su fuerte compromiso solidario llevan adelante diferentes organizaciones, asociaciones civiles, organismos que trabajan por y para el bien de todos.
Por suerte, la solidaridad no es solo un tema de moda. Es más bien una tendencia en crecimiento constante que actualmente se ha constituido en un movimiento promovido por las redes sociales y las nuevas tecnologías. Es un movimiento movilizador.
Hoy también, el crecimiento de esta cultura, es impulsada por los medios tradicionales de comunicación, quienes entendieron que un periodismo de solución, positivo y de compromiso junto con las historias de vida (storytelling) nos permiten estar más informados y comprender mejor los problemas de la comunidad, reflexionar sobre una causa social determinada y abordarla desde la crítica constructiva, proactiva y propositiva. La cultura solidaria finalmente convierte los problemas en soluciones.
Guillermo Caro
Experto Internacional y Consultor Asociado de Stratego
Fuente: A&R Magazine[:en]La cultura solidaria va más allá de ser voluntario en una organización o empresa. Ser un donante esporádico, mensual o, simplemente, un filántropo. En realidad es todo eso junto. Es una actitud constante y cotidiana. Se enciende en nosotros, a cualquier edad y en cualquier momento, y es para siempre. Es como se siente un bombero las 24 horas. del día, los 365 día del año.
Los actos solidarios van desde actos tan pequeños como levantarse a cerrar el grifo que gotea en el baño a las 4 de la madrugada, hasta participar en la ayuda humanitaria de cientos de familias damnificadas por un terremoto.
Se trata de asumir el compromiso de transformar la realidad. Que si bien nace de una actitud individual; se consolida con el trabajo en equipo: Ya que juntos y coordinando esfuerzos podemos lograr verdaderos cambios de impacto positivo en la sociedad.
Todos podemos ser héroes cotidianos y no necesitamos súper poderes para ayudar. Es clave entender que la constancia y la sostenibilidad de nuestras acciones darán soluciones duraderas.
Dicen que es mejor hacer que decir. La cultura solidaria tiene que ver con el hacer y el decir; ya que para que se expanda esa cultura debemos compartir nuestras acciones e inspirar a otros con el ejemplo. La clave está en saber: ¿Cuándo?, ¿cómo?, ¿dónde?, ¿para qué? y ¿por qué? compartimos nuestros buenos actos.
Juan Carr, creador de una Red Solidaria, reflexiona: “La cultura solidaria no es un sentimiento pasajero. No es una emoción, solamente. Es una convicción. Es una determinación firme, de cambiar el mundo”.
Ser solidario ¿se nace o se hace? Creo que se nace y uno se hace al andar; ya que como seres solidarios, crecemos y mejoramos constantemente. Para esto es clave la educación, principalmente, en el hogar. El rol de los padres de dar el ejemplo e inculcarles esos valores a sus hijos, es vital para encender la cultura solidaria en sus vidas. Lo mismo sucede con las personas que ejercen un liderazgo en una organización, la empresa o todo un país por ejemplo. Son modelos que marcan el comportamiento y guían a toda una sociedad.
Muchos siguen pensando que ciertos problemas sociales son de algunos y debemos entender que los problemas, por más lejanos que parezcan, nos afectan a todos, tarde o temprano.
Existe una “Cátedra de Cultura Solidaria” promovida por la UNESCO, con el objetivo de vincular la solidaridad como modo de vida. Cada clase está a cargo de diferentes personas que con su fuerte compromiso solidario llevan adelante diferentes organizaciones, asociaciones civiles, organismos que trabajan por y para el bien de todos.
Por suerte, la solidaridad no es solo un tema de moda. Es más bien una tendencia en crecimiento constante que actualmente se ha constituido en un movimiento promovido por las redes sociales y las nuevas tecnologías. Es un movimiento movilizador.
Hoy también, el crecimiento de esta cultura, es impulsada por los medios tradicionales de comunicación, quienes entendieron que un periodismo de solución, positivo y de compromiso junto con las historias de vida (storytelling) nos permiten estar más informados y comprender mejor los problemas de la comunidad, reflexionar sobre una causa social determinada y abordarla desde la crítica constructiva, proactiva y propositiva. La cultura solidaria finalmente convierte los problemas en soluciones.[:]